Los huracanes caribeños nacen a 3.000 km de las costas orientales de África, donde las bolsas de aire de baja presión atraen vientos fuertes y la rotación terrestre les da su forma clásica de remolino. Al principio son tormentas leves que van aumentando de intensidad cuando cruzan el Atlántico, alimentadas por el aire húmedo y cálido, según se van acercando al Caribe y a la costa este de EE UU.
Las tormentas débiles se conocen como “perturbaciones tropicales” y pueden crecer hasta transformarse en una depresión tropical. Cuando los vientos superan los 64 Km/h, ya se considera una tormenta tropical, que suele ir acompañada de copiosas lluvias. El fenómeno se considera un huracán cuando la velocidad del viento supera los 120 Km/h y se intensifica alrededor de un centro de bajas presiones llamado “ojo del huracán”. Hay huracanes de 80 Km de diámetro, pero otros alcanzan los 1600 Km. Se deplazan a velocidades variables, desde 10 km/h hasta más de 50km/h.

Los huracanes en Punta Cana pueden formarse en cualquier momento durante el año, aunque es más probable que en la zona del Caribe se formen desde el 1 de junio al 30 de noviembre. Los radares meteorológicos y satélites detectan su formación, pero habitualmente ésto suele suceder sólo con 3 o 4 días de antelación.